El último informe desarrollado por el Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social no sólo dio cuenta de la brecha salarial entre ambos géneros, también que esas diferencias se ven reflejadas en lo que ellos y ellas consideran una remuneración justa. 

Profundas diferencias, no sólo en los salarios que reciben, sino también a los que aspiran, fue lo que encontró el Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social, organismo del que también forma parte la Universidad Católica, y el que es liderado por varios profesores de nuestra Escuela.

Uno de los módulos del estudio longitudinal, que busca analizar cómo piensan y se comportan los chilenos, se profundizó en temas de ‘género, brechas y actitudes’, llegando a la conclusión de que no sólo persisten importantes diferencias en términos de remuneración salarial entre hombres y mujeres, también esto se ve reflejado en lo que ellos mismos consideran una remuneración justa.

De acuerdo a la investigación, en la que se han entrevistado a más de tres mil personas de distintos sectores y realidades, las mujeres señalan que lo razonable sería ganar 500 mil pesos por su trabajo, mientras que los hombres tienen un piso más alto y hablan de 700 mil pesos. Un escenario que, en entrevista con ‘El Pulso’, Gloria Jiménez, académica de nuestra Escuela e investigadora del COES, se puede explicar en parte porque “la competencia de los hombres es más valorada que el rol de las mujeres en el trabajo, y eso puede llevar a que sus expectativas sean menores”. Además, la experta también señaló la presencia del síndrome del impostor, “es decir, que las mujeres se pueden sentir más inseguras en sus puestos de trabajo, lo que las puede llevar a exigir menos dinero”.

Finalmente, la profesora Jiménez afirmó que la mayor percepción del conflicto entre géneros la encontraron en las clases sociales de menor poder adquisitivo. “Por contraste, las mujeres de clase social alta, que cuentan con otra red de apoyo y más recursos -como ayuda externa en las tareas domésticas- perciben un conflicto menor entre géneros, y por ende también están más abiertas hacia el cambio de los roles tradicionales. Son las que llevan la batuta, y por eso castigan menos a las mujeres que trabajan, ya que muchas de ellas mismas también trabajan remuneradamente”, afirmó en la publicación.

Puedes revisar la entrevista completa AQUÍ.