La iniciativa de la Vicaría Pastoral Social Caritas del Arzobispado de Santiago “Colonias Urbanas” cumplió 40 años. Por esto, expertos de la Escuela de Psicología UC realizaron el seminario “Transformando(SE)”, con el que se analizó la realidad actual de los que fueron voluntarios y trabajaron con los niños y jóvenes en estos años.

A través del juego y el trabajo colaborativo, los monitores de Colonias Urbanas van abriendo espacios para que niños y jóvenes de barrios vulnerables vuelvan a disfrutar del uso de sus plazas que, en la mayoría de ocasiones, son zonas de violencia y drogadicción.

“Partieron como proyecto hace 40 años jugando con niños y hoy tienen un enfoque de derecho y respeto por los niños y niñas, a través de distintas actividades que realizan en 35 comunas de Santiago”, dijo Regina Funk, académica de la Escuela de Psicología UC y directora Ejecutiva de CES UC (Programa de Crecimiento y Desarrollo de Emprendimientos Solidarios).

Por los 40 años de las Colonias Urbanas, expertos de Psicología UC, financiados por el ministerio de Desarrollo Social, realizaron un estudio, con el que analizaron la realidad de los monitores a partir de una muestra de casi 400 casos, de los más de 350.000 que han participado desde el inicio de esta iniciativa. 

La edad de los participantes en la actualidad va entre los 15 y 50 años y se midió la trayectoria de vida de ellos y sus familias en dos instancias, una cuantitativa y otra cualitativa. Los datos de esta investigación se mostraron en el contexto del Seminario “Transformando(SE). Diálogos de Intercambio de experiencias sobre participación juvenil en contextos sociales barriales”. 

“Lo más interesante es que ellos (los monitores) viven en los mismos barrios y son los que rescatan sus plazas. Comienzan a jugar en estos espacios con los niños y los narcotraficantes se alejan de esas plazas, logrando un entorno saludable”, señaló Funk.

Desde la psicología más comunitaria, también se analizó el desarrollo de la identidad por parte de los monitores y sus logros. “Muchos han concluido carreras universitarias o se encuentran realizando estudios universitarios o técnicos. Han desarrollado mayor autoestima, resiliencia y seguridad en sí mismos”, agregó la académica UC.

“Además, se vio una mejora en la relación de los monitores con sus padres. Y a algunos, incluso, les facilitó redes para conseguir apoyo o financiamiento para estudiar y luego capital social para poder conseguir un trabajo u oportunidades laborales”, comentó Juan José Richter, jefe del área de Gestión del Conocimiento de la Vicaría Pastoral Social Caritas.

Vinculación con las familias 

El estudio UC también detectó que existe una transferencia y diálogo intergeneracional entre las familias de los monitores. “Muchos de los monitores actuales provienen de familias de colonos donde muchas veces los padres, hermanos, tíos, abuelos, han sido ex colonos y eso hace que este desafío sea de mirada familiar”, dijo Funk. 

Otras de las características que reveló la investigación fue que la experiencia de ser monitor o monitora permitió a estos jóvenes abrirse al cambio, tras el diálogo y la resolución de conflictos, desarrollando habilidades sociales, organizativas, reflexivas, incluso sobre la crianza y parentalidad, desde una perspectiva de derecho, todo con la participación comunitaria. 

Experiencia de vida

Las Colonias Urbanas son grupos que se organizan de manera solidaria y autogestionada, compuestos principalmente por jóvenes, que se reúnen semanalmente en sus respectivas comunidades, poblaciones o barrios, buscando dar respuesta a las problemáticas sociales que afectan a los niños/as y jóvenes de sus propios sectores, formando equipos de trabajo, priorizando espacios permanentes de formación y capacitación para trabajar con un grupo promedio de 180 niños y niñas, entre los tres y los 13 años de edad. 

En todo este proceso el apoyo de la comunidad es fundamental, pero también los grupos son acompañados por la Vicaría de Pastoral Social Caritas, del Arzobispado de Santiago, que les entrega un aporte para la preparación y realización de diversas actividades recreativo-educativas, principalmente durante el  verano, y con formación y apoyo permanente durante el año.

Franco Castillo es uno de los monitores voluntarios de la Colonia Urbana María Misionera de Maipúy actualmente trabaja en una escuela de fútbol para niños con la que salió campeón en la categoría de niñas. “Hay que incentivar la participación y modernización de las Colonias Urbanas, usar herramientas más tecnológicas porque los niños son tecnológicos y es parte de los desafíos que tenemos los monitores”, recomendó como uno de los desafíos para este 2019.

Vea el estudio aquí

INFORMACIÓN PERIODÍSTICA
María Belén Bravo  Dirección de Comunicaciones