A propósito del debate que ha generado la idea de revisar mochilas en los colegios, en entrevista con Radio Biobío, Christian Berger mostró sus reparos frente a la medida que busca bajar los niveles de violencia escolar. Para el académico de la Escuela de Psicología, experto en temas de convivencia, es necesario cambiar el foco y comenzar a trabajar en la creación de ambientes de seguridad en los establecimientos. “Eso no sólo significa la ausencia de armas. Hay que generar ambientes de seguridad en que las personas se sientan contenidas y acogidas. La revisión de mochilas es algo complejo, porque supone partir desde la sospecha. Y si entro a un colegio, sintiendo que la gente desconfía y sospecha de mí, ya no es un ambiente que da seguridad en términos psicológicos”.

Una medida que ha generado controversia en los últimos días ha sido la revisión de mochilas en los colegios para prevenir hechos de violencia. Discusión que tomó fuerza nuevamente tras el ataque protagonizado por un estudiante en un establecimiento de Puerto Montt.

A propósito de este tema, en entrevista con Radio BioBío, Christian Berger manifestó sus reparos, señalando que no es correcto generalizar y justificar este tipo de medidas con lo ocurrido en el sur. “En general, no soy partidario de la revisión de mochilas, porque partes desde la sospecha. Ahora, lo que está pasando en el Instituto Nacional, va más allá del ambiente escolar. Es un espacio que está completamente intervenido por otras dimensiones. Entonces, reabrir la discusión con lo de Puerto Montt, e intentar mezclarlo con lo que está pasando en el Instituto Nacional… son cosas completamente distintas que se están poniendo en la misma bolsa”, dijo.

En ese sentido, el académico afirmó que es necesario trabajar en la creación de espacios más seguros, lo que no sólo significa que estén libres de armas. “Me refiero a que las personas se sientan contenidas y acogidas. Que sientan que pueden conversar con alguien si ven un problema. La revisión de las mochilas es una discusión compleja, porque supone partir desde la sospecha. Y si entro a un colegio sintiendo que la gente desconfía y sospecha de mí, claramente es un ambiente que no da seguridad en términos psicológicos”.

El experto también dice que hay que mirar con cuidado las cifras de la Superintendencia de Educación, en las que se establece que el 2018 hubo 146 denuncias ligadas a porte de armas en colegios. Un 57 por ciento más que el año anterior. “Son temas que van de la mano con la sensibilidad pública, y que hoy se están denunciando mucho más que antes. Por eso, no hay certeza de que tengamos un dato objetivo de los años anteriores. Tenemos datos de las denuncias, lo que no significa necesariamente que ahora hay más armas en las escuelas. También puede ser que hubo falta de denuncias en el pasado”.

Otro aspecto que hay que cuidar es el acceso a las armas. “Ése es el gran problema. Dónde las están consiguiendo, porque ningún menor de edad debería tener acceso a ellas. Lo más probable es que son armas que están en sus casas, como fue en Puerto Montt”. De acuerdo al especialista, el arma puede ser entendida como un símbolo de poder, de status. En ese sentido, pueden utilizarlas más como un símbolo que por la necesidad de usarlas propiamente tal.

Sensación de temor

La escasa formación socio-emocional, además del poco valor que se le otorga a lo comunitario, son partes de las muchas aristas que tiene la violencia que se ve en los establecimientos. Por lo mismo, el profesor mira con cuidado todo el movimiento visto en torno al Proyecto Aula Segura. “El foco está puesto en esta sensación de inseguridad y desprotección, y por tanto hay que tipificar cada tipo de falta. Cualquier reglamento que diga que las faltas contra la convivencia, o que atentan en contra de la seguridad de las personas están penadas, bastaría. Eso incluye las armas… Si empezamos a tipificar cada una de estas faltas, lo que estamos haciendo es poner un sobre énfasis. Y eso, creo, tiene que ver más con la tendencia ideológica puesta en esta discusión”.

Una sensación de inseguridad que también se puede ver en otros países. “Hace poco salió un estudio en Estados Unidos, que los casos de shooting, o tiroteo, han disminuido en los últimos cinco años. Y si bien ellos han logrado controlar un poco el tema, la sensación de temor sigue aumentado. Por eso es importante ver cómo se difunde y dónde se pone el foco en estas noticias. En Chile, casos de tiroteo, éste es el primero, y ya se está generando una sensación de que los colegios son tierra de nadie. Y yo creo que no es el caso. Creo que estos son eventos bastante excepcionales, y que tenemos que trabajar en la creación de ambientes de respeto y de cuidado. Tenemos que trabajar en eso, más que en crear esta sensación de miedo”.

Finalmente, respecto a las cifras de la Agencia de la Calidad de la Educación, que muestran que uno de cada tres escolares de octavo básico justifica el uso de la violencia como método válido para lograr lo que se quiere, dice que son el reflejo de lo que los estudiantes ven. “La violencia es una forma para resolver conflictos. Si uno ve crisis políticas, crisis religiosas, crisis ideológicas… la violencia es y ha sido históricamente un método para resolver conflictos, aunque sea un método que tiene consecuencias muy negativas para las comunidades en las que se desarrolla. Entonces, éste es un aprendizaje social. Los estudiantes se dan cuenta de esto, porque lo ven. Por eso, más que poner el foco en el dato, yo pondría el foco en por qué no somos capaces de diseñar y desarrollar métodos alternativos a la hora de resolver conflictos. Porque la violencia es un método bastante sencillo, primitivo. Estos datos dan cuenta de que de que la violencia es un mecanismo que está ahí, que es evidente, que lo ven cotidianamente en la prensa, en la política, en todas partes. Entonces, más que sorprendernos con los datos, deberíamos analizar por qué no pensamos en otras alternativas de resolución de conflictos. Y ésa es la función escolar, la función formativa de los colegios. Y por eso me complica que estemos revisando mochilas, porque eso vuelve a poner énfasis en estos métodos de coerción, de control, de disciplina, y no en métodos que forman”.

Puedes escuchar la entrevista AQUÍ.

Información Periodística: Andrea Fuentes Uribe.